“Al pueblo de la República”,
28 de junio de 1966*
Un gobierno que ha afianzado la paz en la República, liberado la economía con profundo sentido nacional, que ha sacado a la nación del estancamiento, recobrando su prestigio en el mundo y que ha hecho que el pueblo recupere su fe en las instituciones y en su destino, se ve en este instante perturbado por el estado de rebelión en que se ha colocado el comandante en jefe de Ejército, respondiendo a intereses que no son de la nación, sino de las minorías que anhelan destruir las instituciones democráticas e implantar un régimen contrario a nuestras tradiciones; en mi calidad de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, consciente de mi responsabilidad ante el país, he dispuesto el relevo de su cargo del general (Pascual Ángel) Pistarini, lo que ha sido comunicado a las Fuerzas Armadas, con el fin de que se defienda el orden constitucional.
Como siempre, alguien alentó ese golpe y sí puedo afirmar, que una revolución se intuía como inminente en la Argentina y la población la aguardaba como un hecho inevitable.
El 1º de mayo de 1966 las sesiones del Congreso se inauguraron con el quórum indispensable para que la sesión pudiera llevarse a cabo. La suerte del gobierno ya estaba echada
El 26 de mayo de 1966, el General Perón desde Madrid expresaba, que habría un golpe militar entre junio y agosto y el Doctor Arturo Frondizi pronosticaba a la prensa extranjera, el 23 de junio del mismo año, que se realizaría una “revolución nacional”.
El 29 de Mayo de 1966, Día del Ejército Argentino, el Comandante en Jefe, General Pascual Pistarini, pronunció un discurso que constituyó un inventario de cargos contra el gobierno, atribuyéndole falta de iniciativa e ineficacia.
Se lo acusaba fundamentalmente de no lograr cambiar la situación nacional que estaba signada entre otros, por los siguientes difíciles problemas:
- Desunión Política y proliferación de partidos.
- Problemas económicos (Déficit presupuestario; desequilibrio en la balanza de pagos; arbitraria distribución de la renta nacional; etc.).
- Lentitud e inoperancia de la justicia.
- Lentitud e inoperancia del Congreso.
- Caducidad de la infraestructura y falta de obras públicas.
- Problemas particulares de los Ferrocarriles con su enorme déficit.
- La Universidad Argentina constituida en una sucursal de los comités políticos e invadidos por los extremismos.
El General Pistarini no fue sancionado por su discurso, el malestar de los cuadros era latente y seguía acentuándose, hasta que el 27 de junio ordena el relevo del General Caro (oficialista) y desconoce al Secretario de Guerra, General Eduardo Rómulo Castro Sánchez. El Presidente Illia releva al General Pistarini y éste como respuesta exige la renuncia del Primer Mandatario.
Acuartela las tropas y el 28 de junio el General Julio Alsogaray y el Coronel Perlinger expulsarán al Presidente Illia de la Casa de Gobierno.
Corresponde en mi opinión expresar, que se cometió un grave error al derrocar al Presidente
Durante el gobierno de Illia las libertades y derechos constitucionales tuvieron plena vigencia. El Producto Bruto Interno había crecido más de 25 por ciento, con una deuda externa que se había reducido en 1.800 millones de dólares del total de 7.500 millones
Viviani, Miguel, Argentina. "Relaciones civiles-militares en los países de América. Escenarios de encuentros y desencuentros en las sociedades de la República Argentina." Capítulo I "El derrocamiento del Presidente Illia.
Luna, Félix los gobiernos radicales Desde el primer gobierno de Yrigoyen hasta Alfonsín (1916-1983)
Claves del Bicentenario, El pensamiento del radicalismo. (2010) Editorial El Ateneo