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martes, 6 de julio de 2010

Ricardo Alfonsín: “Quiero acceder al Gobierno con el Acuerdo Cívico”


Ricardo Alfonsín propone para la entrevista el piso donde trabajaba y vivía su padre, el ex presidente Raúl Alfonsín. Allí trabaja y mantiene reuniones políticas, tal vez por lo simbólico que eso ha representado para su formación, personal y política, que le ha permitido ser hoy diputado nacional y además, darse el gusto de haber ganado la dificultosa interna radical bonaerense.

Llegar a ese estudio de la calle Santa Fe al 1600 todavía impresiona. Ver las fotos del ex Presidente junto al Rey de España (ambos muy jóvenes), al papa Juan Pablo II o recibiendo de manos de Ernesto Sábato el informe de la CONADEP (Comisión Nacional de Desaparición de Personas), lleva a recordar esos hitos del retorno a la democracia.

Y poder observar el orden impecable de la maravillosa biblioteca de Raúl Ricardo Alfonsín hace que uno se sienta frente a un auténtico museo de la democracia. Sumado a la vital y siempre agradable presencia de Margarita Ronco, histórica asistente del ex mandatario argentino.

Ricardo Alfonsín llega tarde al encuentro y eso lo molesta, porque argumenta ser puntual siempre, en contradicción con la costumbre radical de la impuntualidad. Llega cansado porque regresó de un acto la noche anterior en Rosario, provincia de Santa Fe. Donde reconoce haber comido bien (uno de sus gustos), haber descansado muy poco (algo que no le hace bien) y haber fumado de más (algo que se propone cambiar en breve).

Se sienta en uno de los cómodos sillones del iluminado living, donde tantas reuniones presidió su padre, y contesta sobre la heredada pasión por la política.


Hablemos sobre el año que viene. ¿Qué le gustaría que haga el radicalismo en el 2011?

Primero, que el radicalismo gane las elecciones con el Acuerdo Cívico y Social. No hay que hacer nada que pueda complicar su chance, nada que lo pueda fracturar. La discusión alrededor de las candidaturas me parece que no es la más adecuada para consolidar el acuerdo. Tenemos que trabajar en una agenda común parlamentaria y tener posiciones comunes allí; podría ocurrir algo que no es bueno para la República; si no tenemos éxito en esta tarea, la salida podría venir “por derecha”.

Alfonsín avanza y es crítico con algunas actitudes que observa dentro de su propio partido, la Unión Cívica Radical: “En el radicalismo a veces en lugar de tratar de resolver algunas diferencias, se responde con declaraciones en el mismo tenor pero en sentido contrario. Yo trato de eludir una discusión en los medios, trabajar por la unidad y hacer lo que hay que hacer, que es hacer política”, define el diputado nacional.

Aquí Ricardo hace recordar nuevamente a su padre, quien se “calentaba” con los temas que le apasionaban. Y uno de ellos, era la vida interna del partido: “En el radicalismo hay algunos problemas con otras fuerzas políticas y frente a ellos, algunos actúan como si se hubieran resignado y no se pudieran resolver. Yo actúo de manera diferente. Y puedo actuar de otra manera porque tengo una muy buena relación con (Hermes) Binner, con (Julio) Cobos, con Elisa (Carrió) y con Margarita (Stolbizer). Razón por la cual estoy en condiciones de poder intentar saldar algunas diferencias”.

Porque esta discusión tiene nombres propios. La foto Cobos-Carrió se nota como dificultosa.

Sí, es cierto, y también otras posibilidades se pueden notar como dificultosas. Frente a las dificultades, hay que hacer política y tratar de saldar esas diferencias. Tratando de persuadir, estas diferencias se pueden saldar. Sé que existen problemas como sucede en otras fuerzas, pero lo ideal es ponerse a trabajar.

¿Tal vez sea su nombre el de la unidad para estos sectores?

Yo no creo que sea así. Hemos cometimos el error de poner el carro delante del caballo. Creo que no debíamos discutir candidaturas hasta que el Acuerdo Cívico esté consolidado. Me parece que ninguna de las fuerzas nos dedicamos a consolidarlo en vez de discutir candidaturas a través de los medios.

¿Esto lo pudo conversar con Cobos?

Claro que lo he conversado y él me ha dicho que hay que consolidar el Acuerdo Cívico.

¿Usted quiere ser Presidente?

¿Qué persona que se dedique a la política y lo coloque frente a esa posibilidad puede decir que no? Ahora, no me quita el sueño. Yo pongo la vocación de poder en el Partido. O si usted quiere, en las ideas. Quien esté en las mejores condiciones para ganar una elección y para llevar adelante esas ideas, que sea candidato.

Pero el radicalismo necesita un candidato que le demuestre a la sociedad que puede gobernar…

Terminemos con eso de que el candidato puede gobernar. Los que deben demostrar que pueden gobernar son los partidos. Gobernar no es solamente gestionar. Que tienen los partidos los mejores hombres, los mejores programas, los técnicos. La tarea de gobernar es mucho menos personal que lo que uno cree.

¿Se necesita experiencia en la gestión?

A mí me han señalado que yo no tengo experiencia de gestión. ¿Y eso qué tiene que ver? Me pregunto: ¿tenían experiencia de gestión Obama, Lula, Felipe González, De Gaulle?, ¿cuántos de los principales líderes en el mundo no han tenido experiencia de gestión? Y podría dar ejemplos de quienes han tenido experiencias anteriores, han hecho muy malas gestiones. Las aptitudes de un Presidente son saber seleccionar los equipos, medir la relación de fuerzas para no incurrir en voluntarismos irresponsables, elegir consensos, definir prioridades. Estoy seguro de que un partido de derecha y otro progresista no definen las mismas prioridades. Lo que tiene que definir un Presidente es qué país queremos.

¿Usted aspira a verse en un balotaje con Néstor Kirchner?

Primero, no digo que quiero ser candidato ni digo que voy a ser candidato. El otro día, veía a un dirigente que decía que prefería ir al balotaje con “fulano de tal”. No entiendo eso… Me cuesta entender por qué tendría que preferir un candidato. Me gustaría, primero a quien es más fácil ganarle, porque creo que es bueno que gane el Acuerdo Cívico. Después, me gustaría tener enfrente al mejor, porque si pierdo por lo menos queda el mejor; pensemos en el país. Y respecto a Néstor Kirchner, no me gustaría. Y a que esto pueda generarme algún problema, pienso que si es el candidato (y creo que lo va a ser) va a ser muy dura la campaña, muy agresiva, muy sucia en términos de debate. De mucha confrontación y crispación.

¿Qué le diría a Elisa Carrió para consolidar el Acuerdo Cívico?

Si tengo algo que decirle y lo digo por los medios, no consolido el Acuerdo. No lo digo por vos, porque yo en tu lugar haría la misma pregunta. El Acuerdo no puede prescindir de la Coalición Cívica ni de una dirigente como “Lilita” Carrió. No entiendo cuál es la lógica de que alguien sea indiferente a la posibilidad de que se fracture con la fuga de la Coalición.

¿La situación del radicalismo se puede llegar a arreglar con Cobos?

Yo no tengo que arreglar nada con Cobos, porque no estoy peleado con él. Y respecto a las candidaturas, yo creo que el consenso es una alternativa. Pero no puede ser el acuerdo entre 3, 4 ó 5 dirigentes. Eso es un acuerdo de cúpulas. Eso se arregla con la participación de todos los sectores, si es posible un consenso. Si no, convocando a una elección interna. Me refiero a todos los que aspiran a ser candidatos, como Sanz. Creo que Ernesto Sanz aspira a ser candidato.


Concluye la charla con Clarin.com. Ricardo Alfonsín se siente cómodo hablando de política, indudablemente. A pesar de estar apurado para volver a la Cámara de Diputados, acompaña a la puerta y saluda, con buen humor y agradeciendo por la conversación. Salimos de nuevo al ruido de la avenida Santa Fe, aún con la sensación de haber estado en uno de los escenarios vívidos de nuestra vida en democracia.

domingo, 27 de junio de 2010

“Ser radical no es fácil, pero vale la pena serlo”. A 44 años de una frustrada esperanza…..

Arturo Illia
“Al pueblo de la República”,
28 de junio de 1966*

Un gobierno que ha afianzado la paz en la República, liberado la economía con profundo sentido nacional, que ha sacado a la nación del estancamiento, recobrando su prestigio en el mundo y que ha hecho que el pueblo recupere su fe en las instituciones y en su destino, se ve en este instante perturbado por el estado de rebelión en que se ha colocado el comandante en jefe de Ejército, respondiendo a intereses que no son de la nación, sino de las minorías que anhelan destruir las instituciones democráticas e implantar un régimen contrario a nuestras tradiciones; en mi calidad de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, consciente de mi responsabilidad ante el país, he dispuesto el relevo de su cargo del general (Pascual Ángel) Pistarini, lo que ha sido comunicado a las Fuerzas Armadas, con el fin de que se defienda el orden constitucional.


*Discurso pronunciado a las doce y media de la noche. En la madrugada el Presidente fue desalojado de la Casa de Gobierno, desplazado por el golpe de Estado encabezado por Juan Carlos Onganía


El principio del fin…..

Como siempre, alguien alentó ese golpe y sí puedo afirmar, que una revolución se intuía como inminente en la Argentina y la población la aguardaba como un hecho inevitable.
El 1º de mayo de 1966 las sesiones del Congreso se inauguraron con el quórum indispensable para que la sesión pudiera llevarse a cabo. La suerte del gobierno ya estaba echada
El 26 de mayo de 1966, el General Perón desde Madrid expresaba, que habría un golpe militar entre junio y agosto y el Doctor Arturo Frondizi pronosticaba a la prensa extranjera, el 23 de junio del mismo año, que se realizaría una “revolución nacional”.
El 29 de Mayo de 1966, Día del Ejército Argentino, el Comandante en Jefe, General Pascual Pistarini, pronunció un discurso que constituyó un inventario de cargos contra el gobierno, atribuyéndole falta de iniciativa e ineficacia.
Se lo acusaba fundamentalmente de no lograr cambiar la situación nacional que estaba signada entre otros, por los siguientes difíciles problemas:
- Desunión Política y proliferación de partidos.
- Problemas económicos (Déficit presupuestario; desequilibrio en la balanza de pagos; arbitraria distribución de la renta nacional; etc.).
- Lentitud e inoperancia de la justicia.
- Lentitud e inoperancia del Congreso.
- Caducidad de la infraestructura y falta de obras públicas.
- Problemas particulares de los Ferrocarriles con su enorme déficit.
- La Universidad Argentina constituida en una sucursal de los comités políticos e invadidos por los extremismos.
El General Pistarini no fue sancionado por su discurso, el malestar de los cuadros era latente y seguía acentuándose, hasta que el 27 de junio ordena el relevo del General Caro (oficialista) y desconoce al Secretario de Guerra, General Eduardo Rómulo Castro Sánchez. El Presidente Illia releva al General Pistarini y éste como respuesta exige la renuncia del Primer Mandatario.
Acuartela las tropas y el 28 de junio el General Julio Alsogaray y el Coronel Perlinger expulsarán al Presidente Illia de la Casa de Gobierno.
Corresponde en mi opinión expresar, que se cometió un grave error al derrocar al Presidente
Illia es un día que trae un triste recuerdo, que avergonzó años después a sus impulsores.
Durante el gobierno de Illia las libertades y derechos constitucionales tuvieron plena vigencia. El Producto Bruto Interno había crecido más de 25 por ciento, con una deuda externa que se había reducido en 1.800 millones de dólares del total de 7.500 millones
Illia era radical, y sus enemigos hicieron todo lo posible para desprestigiarlo. No le perdonaban haber cumplido una promesa electoral: dejar sin efecto unos contratos comerciales con laboratorios norteamericanos que eran perjudiciales para el país.Así llegó la autodenominada Revolución Argentina. Los partidos políticos fueron disueltos, sus bienes confiscados. Juan Carlos Onganía, un general comandante en jefe de Ejército que traicionó su juramento de respeto a la Constitución, fue el primer presidente.
Uno de los golpistas que sacó a Illia de su despacho, al que había entrado una compañía de gases de la Policía, el coronel Perlinger, recibió del Presidente que se iba una advertencia: "Algún día sus hijos le reprocharán lo que hace ahora". Años después, esta previsión se cumplió, y Perlinger cargó hasta su muerte con esa culpa.
Liliana Louzau
Fuentes

Viviani, Miguel, Argentina. "Relaciones civiles-militares en los países de América. Escenarios de encuentros y desencuentros en las sociedades de la República Argentina." Capítulo I "El derrocamiento del Presidente Illia.
Luna, Félix los gobiernos radicales Desde el primer gobierno de Yrigoyen hasta Alfonsín (1916-1983)
Claves del Bicentenario, El pensamiento del radicalismo. (2010) Editorial El Ateneo

martes, 22 de junio de 2010

Violencia intrafamiliar : “A la Presidenta no le interesa el tema”

La violencia intrafamiliar es un mal que la sociedad padece desde tiempos inmemoriales, pero que no siempre ha sido analizado con el rigor que requiere. Tal vez por desidia de quienes deben velar por los derechos de las personas sometidas a malos tratos, continuamente el tratamiento de este tema fue dejado de lado y tapado por problemas considerados más “importantes” o “urgentes”.

“Este es un tema de Derechos Humanos, antes no era considerado así, porque lo que pasaba ‘intra familia’ era un asunto privado”, afirma María Luisa Storani, diputada nacional por la Unión Cívica Radical. La legisladora integra, entre otras, la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia. Licenciada en sociología y psicóloga social, Storani se desempeñó como consejera en Minoridad en el Colegio de Abogados de San Isidro, como asistente social en la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, y fue concejal de San Fernando entre 1994 y 2001. Además, creó la Comisión de la Mujer de la Fundación Sergio Karakachoff, y el Centro de la Mujer de San Fernando (C-DEM), del cual es coordinadora en la actualidad.

“La violencia de género, o sea, hacia la mujer, tiene que ver con la situación asimétrica de poder que se da en la pareja, poder de uno sobre otro”, asegura Storani, para luego agregar que “por una cultura patriarcal se da que el hombre ejerce poder sobre la mujer; si sigue la situación de discriminación por la que la mujer se siente disminuida, nunca va a lograr salir de la relación de poder”.

Con respecto a la legislación sobre el tema, la diputada dice: “En Argentina tenemos leyes muy buenas, las exportamos, son del primer mundo, pero por el acceso y el entramado de la justicia desde que la mujer denuncia hasta que se puede tomar una medida de precaución o protección, somos del cuarto mundo, porque ahí no se aplica inmediatamente; tenemos una cantidad de eslabones en el acceso a la justicia que no están preparados para tratar estos temas”.

“El 9 de marzo de 2009 se votó una excelente ley sobre el tema que vino del Senado, y todavía no se reglamentó. Lo que es peor, la Presidenta de la nación no le destinó ni un solo peso en el presupuesto de este año, o sea que estamos como si no tuviéramos ley”, cuenta indignada Storani. “Lo primero que hice cuando asumí fue elevar un pedido de informes a la Presidenta para pedir explicaciones sobre por qué no está reglamentada y por qué no pensó en fondos”, añade. Y la conclusión que saca sobre la situación es enfático: “A la Presidenta no le interesa el tema”.

Nelson O. Hayes




sábado, 19 de junio de 2010

EN EL NOMBRE DEL PADRE



¿Nació una estrella de la política con el triunfo de Ricardo Luis Alfonsín? El tiempo tiene la respuesta. Nadie tiene la bola de cristal pero si hay verdades objetivas. Ricardo Alfonsín dio un gran salto en su vida partidaria. Derrotó al aparato tradicional del radicalismo en elecciones internas transparentes y en el principal distrito de la Argentina. De inmediato eso lo consolidó como precandidato a presidente de la Nación junto a su derrotado Julio Cobos y al presidente de la UCR, Ernesto Sanz. Ya hay consultores que dicen que la fórmula Alfonsín- Binner arranca con un 30% de los votos. No es poco para alguien que entró tarde a la política. Recién en 1993 ocupó su primer cargo como convencional. Diez años después de que el huracán alfonsinista que protagonizó su padre refundara la democracia en nuestro país. Y recién apareció con más fuerza y decisión cuando falleció su padre Raúl Ricardo Alfonsín y simultáneamente hizo renacer entre los ciudadanos de a pié la valoración por su coraje republicano y por sus ideas a favor de una democracia social. Como una suerte de Cid Campeador, Raúl Alfonsín, después de muerto le ayudó claramente a su hijo a ganar la batalla por la reinstalación de ese apellido entre los lugares mas destacados de la política. Ricardo se puso los trajes de su padre, se metió de lleno en sus libros, repitió exactamente todos sus gestos apasionados en las tribunas y, tal vez sin quererlo, sacó provecho de un parecido físico que estremece. Son iguales, dicen los viejos boinas blancas de los pueblos. Solo le falta pedir “un médico a la derecha”, repetir más seguido que esta “persuadido” y enlazar sus manos a la izquierda de su rostro para convertirse en un afiche viviente de aquel día glorioso en el que dejamos atrás las tinieblas y el terrorismo de estado. ¿Repetirán lo de los Saenz Peña y serán el segundo caso en el que padre e hijo llegan a la presidencia de la Nación? Falta muchísimo todavía. Se ganó la vida vendiendo mechas para tornos industriales. Por algo Ricardo es nieto de almaceneros de ramos generales por ambas líneas familiares. Se recibió de maestro en la escuela normal de Chascomús y enseño Instrucción Civica en colegios secundarios hasta que logró el título de abogado. Hoy comparte el estudio jurídico con su hermano Javier y ya no lee tanto la filosofía de Ortega y Gasset o Unamuno. Hoy se devora los textos políticos y el español Alfonso Guerra está entre sus preferidos. Si uno le pregunta a Ricardo a que aspira en la vida contesta que a ser una buena persona y a hacerse cargo de combatir las injusticias sociales. Tiene la sangre caliente, gallega y cascarrabias de su viejo. Transmite alegría en medio de la pelea. Sin embargo hay una tristeza permanente que le humedece los ojos. La vida lo castigó de la peor manera. Fue cuando su hijita Amparo de apenas 15 años murió en un accidente en el Colegio Jesús María. Un vidrio maldito se rompió y le cortó una arteria. Semejante drama lo recluyó entre su familia, junto a su esposa Cecilia y sus otros hijos, Lucía, Marcos y Ricardito. Recién pudo salir de esa angustia que desgarra cuando enterró a su padre y recibió el mandato. Tal vez sintió que había llegado la hora de continuar su legado. De multiplicar su herencia de honradez, libertad y justicia social. Muchos se preguntan si ese día cuando Ricardo Alfonsín se persignó frente a la tumba y dijo “En nombre del padre” solo estaba rezando o estaba diciendo algo más. Los tiempos que vienen develarán la incógnita. Recién entonces los argentinos sabremos que tipo de padre nuestro mezclado con el preámbulo de la Constitución estaba recitando Alfonsín. La política suele ser cuna y también destino.
- ALFREDO LEUCO-
www.alfredoleuco.com.ar